jueves, 29 de octubre de 2015

Jorge Basaldúa Silva: El color de la ausencia (Reseña - Spoiler)


En varias ocasiones ya, he dejado muy en claro mi punto de vista acerca de las novelas "contemporáneas" o modernas, también acerca de las novelas de autores mexicanos. Supongo que hay mucha gente que se identifica con la temática de los narcos, la pobreza, el lenguaje, los corridos, los albures, los indocumentados, etc. Todos esos temas, casi siempre que se tocan en una novela, son tocados por gente que obviamente es ajena a todas esas temáticas, yo no podría confiar en una historia de pobreza, contada por un burgués. La razón por la que casi todo este tipo de novelas (por no decir que todas) me molestan, es porque casi siempre (o siempre) que son contadas, parece que son contadas por gente que no sabe de lo que está hablando, contando algo que es real, pero como se lo imagina, sin embargo vendiéndolo como algo real. Me he quejado siempre de que lo peor que le puede pasar a una novela es ser pretenciosa, y eso es cuando tratas de hablar de algo, que en realidad no es así, no me voy a cansar de escribirlo, el hecho de que una persona sea mexicana, o de la nacionalidad que sea, no quiere decir que sea un estereotipo, cuando escuches hablar a una persona indocumentada en Estados Unidos y ésta diga "freeway", no quiere decir que la puedes escribir "frigüey". Trato de entender que este tipo de cosas ayudan a crear contexto, pero también, es demasiado obvio cuando quieres contar una historia a base de clichés.

En cuanto a esta novela, se trata de una historia dividida en tres partes (murales, fronteras y la fiesta), contada en San Nicolás. Como es de esperarse, se trata de varias historias entrecruzadas y la temática principal es... Así es, al tratarse de un pueblo fronterizo, la migración. Son muchas historias, o varias, y pues no tiene caso contarlas todas, pero mencionaré la de Jonás, que es un pintor que regresa al pueblo con la encomienda de pintar el mural de la presidencia municipal, la primera parte del libro se basa más en él, y el habla de como se fue a Estados Unidos desde muy chico, y allá aprendió a hablar inglés, estudió en la escuela de arte gracias a la ayuda de un patrón y ahora se dedicaba a ser artista, durante el trayecto de la novela se entera de la nueva situación del pueblo y de como ahora las nuevas generaciones chocan con las viejas, y él, al convivir con los jóvenes de la escuela, se da cuenta de la gran brecha generacional y de costumbres que existen. En el mural encomendado, trata de contar la historia del país, obviamente pintando a todos los héroes patrios, pero su principal objetivo es contar la historia del pueblo, para que los jóvenes no olviden sus raíces y se sientan inspirados por ellas, así como que las personas mayores se sientan identificadas y sepan que son parte de la historia del pueblo. Al final el mural tiene alusiones a los inmigrantes que viajan a Estados Unidos, las madres que dejan, las familias, los que no llegan, los que no regresan y también los que se quedan, los que sufren aquí y allá, y todos formando parte del mismo mural, del mismo pueblo.

No podría decir que la novela es mala, o aburrida, o mal contada, incluso agradezco el hecho de que no está escrita con un lenguaje soez que es de esperarse en este tipo de historias, que por cierto siempre termina por restar. También un punto a favor es que las historias no pretenden contar una situación de superación, o con final feliz, simplemente es realista, habla de las familias que se separan, de la necesidad, y de muchas cosas que no necesariamente tienen un desenlace satisfactorio para todos. Sin embargo, ésta temática, y algunas partes de describirla, para mí, siguen siendo algo que se usa no para contar una historia, si no como para crear consciencia, y crear consciencia a través de una novela casi siempre lleva a contarla de una manera a modo de panfleto, me refiero a que me recuerda a esos libros de texto que leía cuando estaba en la primaria, que hablaban de niños que se supone deberíamos identificarnos con ellos, y los niños siempre iban a caballo, o todos eran campesinos, o todos estaban descalzos y comen tortillas solas diario, y no quiero decir que esté mal ser eso, me refiero a que, siempre he estado en contra de "las novelas hechas por mexicanos, para mexicanos". 

Creo en la universalidad de las historias, cuando se cuenta una historia en base a un sector muy definido y sus situaciones, se debe de tener en cuenta de que los sentimientos y la mayoría de los valores universales, se comparten, si se quiere que este tipo de historias trascienda, se debe de encontrar la forma de crear empatía con los personajes y las circunstancias, no crear lástima ni solamente mostrar a alguien sufriendo, alguien con quien ni siquiera puedes crear un vínculo para identificarte, y lamentablemente, aunque no debería de ser así, eso es algo que me pasa con todos los personajes de éste libro.

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